Las sombras de Longbourn

Durante años me he resistido a leer una de las precuelas, secuelas, spin-offs, mash-ups, etc. de las novelas de Jane Austen. Reconozco que tenía y tengo prejuicios sobre esas obras que se apropian de alguno de los personajes de mi querida Jane Austen y crean una historia diferente de la que ideó su autora. Me encantaría que Austen hubiera escrito cientos de novelas, pero las cosas son como son, no como nos gustaría que fueran, así que hay que conformarse. Es más, buscando el lado positivo, podemos decir que el hecho de que Austen solo terminara 7 novelas nos permite el placer de releerlas una y otra vez y, de ese modo, profundizar en el ingenio de esta autora inigualable.

Los lectores de Austen conocemos a sus personajes como si fueran de la familia y, por eso, se me hace muy difícil la idea de leer una novela en la que otra persona adopte a esos personajes como propios y les dé una vida distinta a la que les concedió su autora. Por esta razón, me he resistido durante años a leer alguna de las precuelas, secuelas, spin-offs, mash-ups, etc. de las novelas de Jane Austen ;), pero… una de las cosas que he aprendido leyendo a Austen es que no hay que dejarse dominar por los prejuicios, por lo que, confiando en el buen criterio de algunas lectoras y fans de J.A. decidí leer Las sombras de Longbourn.

Tardé solo unos párrafos en conectar con la historia y esta conexión fue en aumento conforme avanzó la lectura. Desde el principio me encantó la delicadeza de la autora, que no se inmiscuye en la obra de Austen, sino que la respeta y la emplea como telón de fondo, creando una historia original y consistente. La historia de Jo Baker transcurre, casi siempre, en un mundo paralelo al de Orgullo y Prejuicio. Ambos mundos solo confluyen en contadas ocasiones y, cuando lo hacen, no encontramos nada estridente ni desconcertante.

Las sombras de Longbourn nos introduce en el día a día de la servidumbre de las casas de las familias acomodadas de la Inglaterra de finales del XVIII y principios del XIX. La protagonista es Sarah, una joven criada que pasa sus horas trabajando de manera oculta para que la familia Bennet pueda vivir con la comodidad y elegancia propia de su rango y posición. Junto a Sarah y al resto de la servidumbre conocemos las incomodidades de esas tareas domésticas, observamos a los Bennet desde otra perspectiva, recorremos el camino de Longbourn a Meryton con un paso distinto.

Como podéis ver, he disfrutado de esta lectura y mis prejuicios no se han entrometido en este deleite precisamente por la delicadeza de Baker, que ha sabido introducirse en el mundo de Austen sin inmiscuirse.

No sé si esta ha sido la primera de varias lecturas de adaptaciones de las obras de Austen o si aquí termina mi expedición. El tiempo dirá. ¿Y tú? ¿Has leído alguna? ¿Qué te ha parecido?

Un saludo

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